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GAPS Diet

La dieta apropiada para el GAPS

El GAPS es básicamente un trastorno digestivo y debe ser tratado como tal. No hay necesidad de “reinventar la rueda” cuando se trata de diseñar una dieta para los trastornos digestivos. Ya se ha inventado una dieta, una muy eficaz con más de 60 años de experiencia y un excelente historial de ayuda a personas con toda clase de trastornos digestivos, incluyendo algunos tan devastadores como la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa. Esta dieta se denomina dieta de carbohidratos específicos (SCD, por sus siglas en inglés).

La dieta SCD fue elaborada en la primera mitad del siglo XX por un reconocido pediatra estadounidense, el Dr. Sidney Valentine Haas. Esto fue en los buenos tiempos, cuando los médicos utilizaban la dieta y los remedios naturales para tratar a sus pacientes. Continuando con el trabajo de sus colegas, los doctores L. Emmett Holt, Christian Herter y John Howland, el Dr. Haas dedicó muchos años a la investigación de los efectos de la enfermedad celiaca y otros trastornos digestivos.

Él y sus colegas observaron que los pacientes con trastornos digestivos podían tolerar muy bien las proteínas y las grasas en su dieta, pero los carbohidratos complejos de los cereales y las verduras almidonadas empeoraban el problema. El azúcar, la lactosa y otros azúcares dobles también debían excluirse. Sin embargo, ciertas frutas y verduras no sólo eran bien toleradas por sus pacientes sino que mejoraban su estado.

El Dr. Haas trató a más de 600 pacientes con excelentes resultados; después de haber seguido su régimen dietético por lo menos durante un año, hubo “recuperaciones completas sin recaídas, muertes, afectación pulmonar o retraso en el crecimiento”. Los resultados de esa investigación se publicaron en el año 1951 en un libro de texto de medicina general llamado El manejo de la enfermedad celiaca cuyos autores son el propio Dr. Sidney V. Haas y Merrill P. Haas.

La dieta descrita en el libro fue aceptada por la comunidad médica internacional como la cura para la enfermedad celiaca y el Dr. Sidney V. Haas fue honrado por su trabajo pionero en el campo de la pediatría. Desafortunadamente, estos “finales felices” no ocurren frecuentemente en la historia de la humanidad. En aquellos días la enfermedad celiaca no estaba claramente definida. Un gran número de diversas afecciones inflamatorias fueron incluidas en el diagnóstico de la enfermedad celiaca y tratadas efectivamente con la dieta SCD. Pero en las décadas siguientes sucedió algo terrible. La enfermedad celiaca se definió finalmente como una intolerancia al gluten o una enteropatía por gluten, lo que excluía un gran número de otros problemas intestinales en ese diagnóstico. La “dieta libre de gluten” se proclamó como la más efectiva para ese tipo de trastorno y, como consecuencia, la dieta SCD fue relegada y su información no se actualizó. Todas aquellas afecciones inflamatorias del intestino que quedaban fuera de la esfera de la enfermedad celiaca fueron también olvidadas. La verdadera enfermedad celiaca es muy rara, de manera que las otras afecciones olvidadas afectaban a un gran grupo de pacientes que solían ser diagnosticados como celiacos pero que no respondían a la dieta libre de gluten. Dicho sea de paso, muchos pacientes verdaderamente celiacos tampoco respondían muy bien a la dieta libre de gluten. Sin embargo, todas esas enfermedades responden bien a la dieta SCD, desarrollada por el Dr. Haas, y el GAPS entra en esa categoría.

Debido a la polémica acerca de la enfermedad celiaca, la dieta de carbohidratos específicos habría sido olvidada de no ser por, efectivamente, ¡una madre!

Elaine Gottschall (1921-2005), desesperada por ayudar a su pequeña hija, que padecía colitis ulcerosa severa y problemas neurológicos, fue a ver al Dr. Haas en 1958. Después de dos años siguiendo la dieta SCD su hija no presentaba ya ningún síntoma, y volvía a ser una niña enérgica y próspera. Tras el éxito de la SCD con su hija, Elaine Gottschall ha ayudado a miles de personas afectadas por la enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa, enfermedad celiaca, diverticulitis y varios tipos de diarrea crónica. Pero las recuperaciones más espectaculares y rápidas las experimentaron niños pequeños que, además de sufrir problemas digestivos, tenían serias anomalías del comportamiento, como autismo, hiperactividad y terrores nocturnos. Elaine dedicó muchos años a la investigación de las bases biológicas y bioquímicas de la dieta y publicó un libro titulado Breaking the Vicious Cycle, Intestinal Health Through Diet (que podría traducirse como “Rompiendo el círculo vicioso, salud intestinal a través de la dieta”). Este libro se ha convertido en una verdadera salvación para miles de niños y adultos en todo el mundo y ha tenido varias reimpresiones. También se han creado una serie de sitios web y grupos en Internet para compartir experiencias y recetas de SCD.

La dieta apropiada para pacientes con GAPS está basada en gran parte en la dieta SCD. Sin embargo, a lo largo de los años he tenido que ir introduciendo algunas modificaciones en esta base para adaptarla a mis pacientes. Con el paso de los años, mis pacientes han acabado por llamarla “la dieta GAPS”.

Primera fase:

Introduzca los caldos de carne y pescado preparados en casa. Estos proporcionan los nutrientes necesarios para las células de crecimiento rápido de la mucosa intestinal y ejercen un efecto calmante en cualquier área de inflamación del intestino. De esta manera ayudan a la digestión. Durante siglos se han utilizado como remedios caseros para la curación del tracto digestivo. No utilice los sobres o las pastillas de caldo concentrado disponibles en el mercado. Estos no curan el intestino, están altamente procesados y llenos de ingredientes perjudiciales. El caldo de pollo es especialmente suave para el estómago y es muy bueno para empezar. Para preparar el caldo de carne correctamente, se necesitan las articulaciones, los huesos, una pieza de carne con hueso, un pollo entero, menudillos de pollo, ganso, palomas, faisanes u otras aves. El uso de los huesos y las articulaciones es esencial ya que proporciona sustancias curativas que la carne magra no aporta de igual manera. Pida al carnicero que parta por la mitad los huesos tubulares grandes, para que pueda sacar la médula ósea después de la cocción. Agregue los huesos, las articulaciones y la carne en una cacerola grande y cúbralo con agua; agregue al gusto sal natural sin procesar y algunos granos de pimienta negra un poco machacados. Llevar a ebullición, tapar y cocinar a fuego lento durante 2,5-3,5 horas (si se utiliza una olla lenta, puede prepararlo durante la noche). Se puede elaborar caldo de pescado de la misma manera con un pescado entero y con las aletas, las espinas y las cabezas. El caldo de pescado estará listo en 1-1,5 horas. Después de cocinar, retire los huesos y la carne y páselo por un tamiz para eliminar los huesos pequeños y los granos de pimienta. Desprenda los tejidos blandos de los huesos lo más que pueda para añadirlo más tarde a la sopa. Es importante comerse esos tejidos blandos. Extraiga la médula ósea de los huesos tubulares mientras aún estén calientes: golpee la zona del hueso en una tabla gruesa de madera. Los tejidos blandos y gelatinosos que rodean los huesos y la médula ósea proporcionan uno de los mejores remedios para la curación del revestimiento del intestino y el sistema inmune. El paciente necesita consumirlos con cada comida. Quite también todos los tejidos blandos de las espinas y las cabezas de pescado para agregarlos más tarde a la sopas. La carne o el caldo de pescado se mantendrán en la nevera durante varios días y también se pueden congelar. El paciente debe continuar bebiendo caldo de carne caliente todo el día, con las comidas y entre las comidas. No utilice microondas para calentar el caldo (estos aparatos destruyen la comida), utilice mejor la cocina convencional de gas o eléctrica. Es también importante consumir toda la grasa del caldo y de los huesos, ya que es esencial en el proceso de curación. Agregue algún alimento probiótico en cada taza de consomé (a continuación verá detalles sobre cómo introducir los alimentos probióticos).

Para preparar estas sopas caseras a base de carne o de pescado, por favor, busque algunas ideas en la sección de recetas. Aquí vemos de momento detalles específicos para la dieta de introducción. Lleve el caldo de carne a ebullición, agregue las verduras picadas o cortadas en rodajas: cebolla, zanahoria, brócoli, puerro, coliflor, calabacín, calabaza, etc., y cocine a fuego lento durante 25-35 minutos. Puede elegirse cualquier combinación de verduras frescas a excepción de las fibrosas, como todas las variedades de la col y el apio. También se deberán eliminar todas las partes fibrosas de las verduras, como la piel y las semillas de los calabacines y las calabazas, los tallos del brócoli y la coliflor, así como otras partes que parezcan demasiado fibrosas. Se deben cocer bien las verduras, hasta que estén suaves. Cuando las verduras estén bien cocidas, añadir 1-2 cucharadas de ajo picado, llevar a ebullición y apagar el fuego. Haga que su paciente coma esta sopa incluyendo la médula ósea, la carne y los otros tejidos blandos que le quitó a los huesos. La sopa se puede licuar o se puede dejar tal y como está. Hay que añadir un poco de probiótico en cada plato de sopa (más adelante encontrará detalles sobre los alimentos probióticos). Su paciente deberá tomar estas sopas con carne cocida y otros tejidos blandos de los huesos tantas veces al día como le apetezca. Una vez que haya hecho una gran olla de sopa, la podrá mantener en la nevera durante 5-8 días, por lo que puede calentar las raciones que necesite en cualquier momento.

Es esencial introducir los alimentos probióticos desde el principio. Estos pueden estar basados en productos lácteos o en productos vegetales. Para evitar cualquier reacción introdúzcalos gradualmente, empezando por 1-2 cucharaditas al día durante 1-5 días y luego 3-4 cucharaditas al día durante 1-5 días y así sucesivamente hasta que pueda añadir unas cucharaditas en cada taza de caldo de carne y cada plato de sopa. Comience agregando el jugo de col fermentada preparado en casa, las verduras fermentadas o la combinación de verduras en tazas de caldo de carne o cuencos de sopa. No añada las verduras aún, ya que son demasiado fibrosas. Por favor, consulte la sección de recetas para ver cómo fermentar las verduras. Además de las bacterias probióticas, esos jugos de vegetales probióticos le ayudarán a restaurar la producción de jugos gástricos en el estómago. Asegúrese de que la comida no esté muy caliente cuando se agreguen los alimentos probióticos, ya que el calor puede destruir las bacterias probióticas beneficiosas. Los jugos de verdura son bien tolerados por las personas con GAPS, con algunas excepciones. Los alimentos fermentados basados en productos lácteos son un asunto muy diferente. Según mi experiencia, un gran porcentaje de niños y adultos con GAPS pueden tolerar desde el principio el suero, el yogur o la crema ácida bien fermentados en casa; otros, sin embargo, no los toleran. Así que, antes de introducir los productos lácteos, realice una prueba de sensibilidad. Para aquellos casos en los que haya reacción, por favor consulte el capítulo de los productos lácteos. Agregar el suero de leche, la leche agria, el yogur y el kéfir produce milagros para aquellos pacientes propensos a tener diarrea. Las diferentes sustancias en los productos de la leche agria, en particular el ácido láctico, calman y fortalecen el recubrimiento del intestino, disminuyen la velocidad del tránsito de los alimentos y logran que las heces se vuelvan consistentes con bastante rapidez. Por lo tanto, si su paciente es propenso a la diarrea, introduzca los productos lácteos fermentados desde el inicio (en paralelo con los jugos de col agria y otras verduras fermentadas), comenzando por el suero de leche y la crema ácida. Sin embargo, el estreñimiento es un asunto diferente. Si el paciente es propenso al estreñimiento crónico grave, introduzca desde el principio los jugos de col fermentada y verduras fermentadas, pero tenga cuidado con los productos lácteos. Según mi experiencia, las personas con estreñimiento reaccionan bien a los productos lácteos ricos en grasa, tales como la crema ácida, la mantequilla clarificada, la mantequilla y la crema ácida, pero no reaccionan bien a los lácteos de alto valor proteico, como el suero de leche, el yogur, el kéfir y el queso: los productos lácteos de alto valor proteico pueden agravar el estreñimiento. Esto no puede generalizarse como válido para todos, ya que cada uno de nosotros tenemos una flora intestinal única, pero según mi experiencia sucede en más de la mitad de los casos. Así que, para las personas propensas a tener diarrea, introduzca el suero que resulta de dejar gotear el yogur casero (el goteo elimina muchas proteínas en los lácteos) y, paralelamente, introduzca el jugo de col agria fermentada y otras verduras fermentadas. Realice primero la prueba de alergias con el suero de la leche. Si no hay reacción, agregue una cucharadita de suero al caldo de carne o a la sopa. Después de 1-5 días agregue una cucharadita diaria y así sucesivamente, hasta que el paciente pueda tomar entre media taza y una taza de suero de leche en sus comidas. Puede introducirse la crema ácida (fermentada con cultivo de yogur) paralelamente con el suero de leche, ya que contiene ácidos grasos beneficiosos para el sistema inmune y el recubrimiento del intestino. Cuando sienta que su paciente está listo para tolerar el suero y la crema ácida, trate de agregar una cucharadita diaria de yogur casero (sin dejarlo gotear) e incremente gradualmente las cantidades diarias. Después del yogur, introduzca el kéfir casero. El kéfir es más agresivo que el yogur y por lo general crea una reacción de extinción más pronunciada. Por esta razón recomiendo introducir el yogur antes de comenzar con el kéfir. Al mismo tiempo que se introduce el kéfir, puede introducirse la crema ácida elaborada con el cultivo del kéfir.

En casos de diarrea severa y crónica, puede empezar con el zumo de col agria y otras verduras fermentadas. Incremente las cantidades diarias poco a poco. Cuando comience a defecar con menos frecuencia y más o menos lo haga una vez al día, trate de introducir la crema ácida (fermentada con el cultivo del yogur), comenzando con una cucharadita diaria e incrementándolo poco a poco. Una vez que su paciente pueda tomar una taza diaria de crema ácida fermentada con el cultivo del yogur, trate de introducir la crema agria fermentada con el cultivo del kéfir.

El té de jengibre, té de menta o manzanilla con un poco de miel puede beberse entre las comidas. Para hacer el té de jengibre, agregue raíz de jengibre rallada fresca o congelada (aproximadamente una cucharadita) en una tetera. Agregue agua hirviendo, tápela y deje reposar entre 3 y 5 minutos. Páselo luego por un filtro.

Para casos extremos de diarrea acuosa y profusa se deberán excluir las verduras. Haga que su paciente beba caldo caliente de carne con alimentos probióticos cada hora (preferentemente suero de leche, crema agria y yogur; si aún no se toleran los lácteos, puede recurrirse al jugo de verduras fermentadas). La carne y el pescado deberán comerse bien cocidos y gelatinosos (los que utilizó para elaborar el caldo) y pueden añadirse las yemas de huevo crudo poco a poco. No introduzca las verduras hasta que la diarrea comience a normalizarse. Cuando la pared intestinal está severamente inflamada, no se puede tolerar ningún tipo de fibra. Por eso no debe apresurarse a introducir las verduras (ni siquiera bien cocidas) en la dieta.

Segunda fase:

Siga dando a su paciente sopa con médula ósea, carne o pescado hervidos u otros tejidos blandos de los huesos. También deberá seguir bebiendo caldo de carne y té de jengibre. Se pueden añadir alimentos probióticos en cada taza de caldo de carne y cada plato de sopa: productos lácteos hechos en casa, jugos de col agria, verduras fermentadas o verduras.

Añada las yemas de huevo ecológico cuidadosamente separadas de las claras. Es mejor comer los huevos crudos añadidos a cada ración de sopa o caldo. Empiece con una yema de huevo al día e incremente la cantidad gradualmente hasta que el paciente pueda tomar una yema en cada plato de sopa. Cuando las yemas de huevo sean bien toleradas añada a las sopas un huevo hervido ligeramente (la clara cocida y la yema todavía líquida). Si aún cree que puede tener alergia al huevo, primero haga la prueba de sensibilidad. No hay un límite para el número de yemas que pueden comerse cada día, ya que se absorben rápidamente casi sin necesidad de ser digeridas y le proporcionará a su paciente una nutrición maravillosa. Trate de adquirir los huevos de una fuente de su confianza: huevos de gallinas de corral, frescos y ecológicos.

Añada guisos de carnes y verduras. Evite las especias en esta etapa, haga el guiso solamente con sal y hierbas frescas (consulte la receta de la cazuela de carne italiana en la sección de recetas). El contenido de grasa en estas comidas debe ser muy alto: cuantas más grasas animales consuma el paciente, más rápida será la recuperación. Agregue algún probiótico en cada ración.

Incremente la cantidad diaria de suero casero, leche agria, yogur o kéfir, si es el caso, y siga incrementando la cantidad de jugo de col agria, verduras fermentados o mezcla de verduras.

Introduzca el pescado fermentado o el salmón marinado al estilo sueco-escandinavo, empezando como siempre por una pequeña cantidad y aumentándola gradualmente. Puede encontrar la receta en la sección de recetas.

Introduzca también gradualmente la mantequilla clarificada hecha en casa, empezando por una cucharadita al día. La mayoría de las personas con GAPS toleran la mantequilla clarificada, independientemente de la diarrea, el estreñimiento o las reacciones a los productos lácteos. Por lo tanto, recomiendo a todas las personas con GAPS que traten de introducirla en su dieta aunque todavía no se hayan añadido otros productos lácteos.

Tercera fase:

Continúe con los alimentos anteriores. Agregue puré de aguacate maduro en las sopas desde 1-3 cucharaditas al día e incremente gradualmente la cantidad.

Añada panqueques, empezando por uno al día, e incremente gradualmente la cantidad. Prepárelos con los siguientes ingredientes: mantequilla de nuez ecológica (almendra, nuez, cacahuete, etc.), huevos, un pequeño trozo de calabaza de invierno o calabacín. Fría cantidades pequeñas y finas de panqueques utilizando mantequilla clarificada, grasa de ganso o pato, y asegúrese de no quemarlos.

Prepare huevos revueltos con abundante manteca, grasa de gallina, grasa de cerdo o de pato. Sírvalos con aguacate (si se tolera) y con verduras cocidas. La cebolla cocida es particularmente buena para el sistema digestivo y para el sistema inmunológico: derrita en un sartén 4-5 cucharadas de cualquier grasa animal (ganso, pato, cerdo, etc.) o mantequilla clarificada. Agregue una cebolla blanca en rodajas, tápelo y cocine durante 20-30 minutos a fuego lento hasta que esté suave, dulce y transparente.

Introduzca la col agria y las verduras fermentadas (el paciente ya ha estado bebiendo su jugo durante un tiempo). Empiece con una pequeña cantidad, aumentando gradualmente a 1-4 cucharaditas de col agria o de verduras fermentadas en cada comida.

Cuarta fase:

Continúe con los alimentos anteriores. Añada gradualmente las carnes cocidas asadas en el horno o a la parrilla (pero todavía no al grill o fritas). Evite las partes que estén quemadas o muy doradas. Haga que el paciente coma la carne con verduras cocidas y col agria (u otras verduras fermentadas).

Empiece añadiendo aceite de oliva prensado en frío a las comidas, empezando por unas cuantas gotas en cada comida e incrementando gradualmente la cantidad hasta 1-2 cucharadas por comida.

Introduzca los zumos recién exprimidos, empezando por unas cucharadas de zumo de zanahoria. Asegúrese de que el zumo esté claro, fíltrelo bien. Déselo a su paciente para que lo beba así, diluido con agua tibia o mezclado con yogur o suero de leche hechos en casa. Estos zumos se deben beber despacio, casi “masticando” cada trago. Si se tolera bien, aumente gradualmente a una taza diaria. Cuando el paciente pueda tolerar una taza, trate de añadir el zumo de apio, col, lechuga y hojas de menta. Su paciente deberá beber el zumo con el estómago vacío, a primera hora de la mañana, o a media tarde.

Trate de hornear pan con almendras molidas u otros frutos secos o semillas molidas en forma de harina. La receta (por favor, consulte la sección de recetas) requiere solamente cuatro ingredientes: harina de frutos secos, huevos, un trozo de calabaza de invierno o calabacín (sin piel, sin semillas y en rodajas finas o rallada), un poco de grasa natural (mantequilla clarificada, aceite de coco, grasa de ganso o de pato) y sal al gusto. Su paciente debe comenzar por un trozo pequeño de pan al día e ir incrementando la cantidad gradualmente.

Quinta fase:

Si todos los alimentos anteriores son bien tolerados, intente agregar el puré de manzana cocida: pele las manzanas maduras y quíteles el corazón para cocerlas en una olla con un poco de agua hasta que estén bien blandas. Cuando estén cocidas, agregue una cantidad generosa de mantequilla clarificada. Hágalas puré con un pasapurés. Si aún no ha introducido la mantequilla clarificada, añada grasas animales (pato, cerdo, res, cordero o ganso). Si las manzanas son muy ácidas, agregue un poco de miel al gusto. Empiece con un par de cucharadas por día. Esté atento a cualquier reacción. Si no hay ninguna, aumente la cantidad gradualmente.

Añada las verduras crudas empezando por las partes suaves de la lechuga y el pepino sin cáscara. Cuando esas dos hortalizas se toleren bien, agregue gradualmente otras verduras crudas: zanahoria, tomate (si no hay reacción a solanáceas), cebolla, col, etc. Asegúrese de que su paciente las mastica bien y observe sus heces. Si la diarrea vuelve a aparecer, entonces no está listo para este paso.

Si se tolera el zumo de zanahoria, apio, col, lechuga y menta, empiece a añadir fruta: manzana, piña y mango. Evite los cítricos en esta fase.

Sexta fase:

Si todos los alimentos introducidos se toleran adecuadamente, intente dar al paciente un poco de manzana sin piel y rallada. Asegúrese de que la manzana esté madura. Introduzca gradualmente fruta cruda y más miel.

Introduzca también gradualmente bizcochos horneados y otros dulces permitidos en la dieta. Utilice fruta deshidratada como edulcorante en la cocción.

Su paciente puede avanzar en la dieta de introducción de manera más lenta o más rápida en función de sus síntomas individuales; algunas personas completan la dieta de introducción en pocas semanas, para otros será necesario un año o más para completar las diferentes etapas. Los indicativos principales son el dolor abdominal y los cambios en las heces: deje que el dolor y la diarrea desaparezcan antes de avanzar a la siguiente fase. Puede que tenga que introducir algunos alimentos más tarde de lo que se indica en este programa, dependiendo de la sensibilidad personal del paciente. Asegúrese de que el paciente continúe con las sopas y el caldo de carne al menos una vez al día después de completar la dieta de introducción.

Al eliminar la fibra de la dieta, algunas personas pasan por una etapa de estreñimiento. El uso de enemas y la irrigación del colon no sólo solventarán la situación, sino que permitirán que el cuerpo del paciente se desintoxique más rápido al eliminar viejos desechos del intestino. Por favor, consulte a este respecto el capítulo sobre el estreñimiento.

Después de completar la dieta de introducción, y cuando la mayoría de los principales problemas digestivos hayan desaparecido, continúe con la dieta GAPS completa.

Etapa 2. La dieta GAPS completa

Una vez que se haya completado la dieta de introducción GAPS, habrá adquirido suficiente experiencia en todos los conceptos fundamentales del GAPS para cocinar y comer adecuadamente. También será todo un experto en saber cómo responde personalmente el paciente a cada alimento. Este es un conocimiento único y muy valioso que podrá servir al paciente para el resto de su vida. Por eso es una buena idea llevar un diario durante la dieta de introducción y también después, donde registrar todo el proceso de la introducción de los alimentos con los síntomas y las reacciones individuales del paciente. La dieta GAPS completa deberá seguirse durante dos años aproximadamente. Algunas personas con afecciones más leves pueden empezar a introducir los alimentos no permitidos después del primer año, aproximadamente, y otras, en cambio, tendrán que continuar con la dieta de manera estricta durante muchos años.

Dejar La dieta GAPS:

Su paciente nunca podrá volver a llevar una dieta moderna típica, llena de azúcar artificial, otros ingredientes procesados y otros “alimentos” nocivos. Aproveche el protocolo nutricional GAPS para desarrollar hábitos alimenticios saludables por el resto de su vida.

En conclusión: a primera vista, seguir la dieta GAPS parece una tarea muy dura. Sin embargo, es una dieta muy sana y saludable y permitirá curar el recubrimiento intestinal del paciente para siempre. Esto significa que la mayoría de las personas con GAPS no tendrán que someterse a una dieta especial por el resto de su vida: una vez que el sistema digestivo empiece a funcionar con normalidad, poco a poco se podrán introducir los alimentos más sanos que se consumen habitualmente en todo el mundo. Algunas personas consiguen ese objetivo en dos años, otras tardan más tiempo, depende de la gravedad de la afección y de la edad de la persona: los niños normalmente se recuperan más rápido que los adultos.

En conclusión:

En conclusión: a primera vista, seguir la dieta GAPS parece una tarea muy dura. Sin embargo, es una dieta muy sana y saludable y permitirá curar el recubrimiento intestinal del paciente para siempre. Esto significa que la mayoría de las personas con GAPS no tendrán que someterse a una dieta especial por el resto de su vida: una vez que el sistema digestivo empiece a funcionar con normalidad, poco a poco se podrán introducir los alimentos más sanos que se consumen habitualmente en todo el mundo. Algunas personas consiguen ese objetivo en dos años, otras tardan más tiempo, depende de la gravedad de la afección y de la edad de la persona: los niños normalmente se recuperan más rápido que los adultos.

Una vez introducida la dieta GAPS, no es más difícil que cualquier otro método culinario. Y la compra es muy sencilla, basta con comprar todo fresco y sin procesar.

¡Buena suerte!

 
 

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